miércoles, 30 de septiembre de 2009

Condescendencia existencial


Cada acción humana parece tener la necesidad de la apreciación ajena. Apreciación, no en su connotación de ‘estima’ y ‘distinción’; apreciación como sencilla consideración.
Cada gesto humano nace para una consideración, con la inconsciente exigencia de ser percibido. Percibido, no en su acepción de ‘comprendido’ o ‘intuido’; percibido en la sencillez que implica ser observado.
Cada rasgo humano parece, obsesiva y vitalmente, existir para un otro. Como si, con una condición sine qua non, fuera la mirada ajena –distraída, rigurosa, tímida, dulce, inquisidora, indiferente, etcéteras-, la que le concediera subsistencia.

3 comentarios:

Monica Binsou dijo...

Casi llegamos al extremo muchas veces de hacernos sumamente dependientes de tal consideración...olvidandonos q POR NATURALEZA somos preciados...sin apreciación alguna!
Disfruto leer tus lineas, te quiero mucho sol!... Ah...Feliz cumple!...

maximiliano dijo...

Y sí, es que sí
y es que en estas calles chorreadas de gente
habita incipiente un olvido voraz.
Engulle este rio torrentes de ser
y ahoga el hastío
de las playas con paz

Y sí, es que sí
es que mi vida no se chocó con tu mirada
nace en ella y desde allí me busco;
y lo que en mí no encuentro
son los despojos
de lo que trillaron tus ojos
de lo que no quisiste ver.

Qué existiria del mundo
si no estuvieramos para verlo?
Por la mezquindad de mis ojos,
pienso a veces,
nacieron desiertos de tierra dormida
(la arena es tierra que maté, digo).
Rugen ardientes
las islas perdidas
clamando por náufragos
que la mantengan con vida.

Y sí, es que en estas calles
inundadas de gente
los remolinos de sol
no te ayudan a verte;
y los amores que te perdiste
son sólo miradas
que no respondiste

SolDePreludio dijo...

muy bello Maxi!
en condescendencia con la soledad que dibuja las palabras en este espacio.
gracias!